Contra repaso.
La saga de enfermedad doméstica continua. Es una epidemia que despilfarra notas adolescentes, despluma consuelos y yaga las alas. Necesitamos la voluntad secreta que nos ayuda a librarnos de la linea recta inexistente y enfermiza. La que nos venda los ojos y que nos enseña a escuchar voces ajenas.
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