miércoles, 12 de diciembre de 2012

Solo en do.






El miedo de irte.

Quemas el extremo de mi listón rojo con tu pulmón de humo.
Te aferras con seda ligera a mi pecho, me siento en asfixia.
 Cuelgo en telas los pies, señales de aflicción.
 Oh cuervo señor ves a través de mí, me aflige tu parpadeo y detiene tu lucha interior. Continuamos en la cárcel de barrotes cristal- ilusión, de ese tan camuflánte como cortante, con el mismo lastimamos las sospechas y albergamos el sueño,
 Sueño en el que algún día tenga la mariposa el valor de no mirarse a través del reflejo, de pedirle al ave que sane sus alas y anide su nido. Para así retornar al exilio semanal en que muere mi alma.

Payaso callejero.

¡Hoy te vi!
la parábola alumbro en mi
porque el maquillaje esconde escenas trágicas
de ambición,  y tu poder es balbuceo

y tu balbuceo es ambición inútil 
¿Qué es el imán de tu desecho?

Es una joya de mediocridad, tan hermosa.

Tan hermosa.






Caso omiso.

Mírame estoy con media ropa en el lecho de alas de cartón, con ellas desplego la rocera de palabras y envío señales jamás contestadas. Mira el preso, entre las llagas crese y es un gigante, está despierto furioso y apasionado, juguetea y se hace el débil, esperando pase el igual para significar la partida.
La llave de papel cierne el amuleto de oro escondido entre confetis, inexistentes reglas del juego marcan el paso preso,  magnánimo caos. Las grietas son comarcas abandonadas y en el templo destrozado hay muestra de la más grande belleza.


Ébano
Privan tus maderas la superación, es redención, es luto.
La renovación es parte de mi esencia que avanza lentamente.
Eres busilis madera mía. El enigma paradójico, egoísta de tu propia senda es afanado por mí. El cuervo a medir su propio pico esta con la profundidad de tu garganta, mi madera ébano eres, ébano soy.

 Rasgos.

Tus células sobre mi piel han sido cepilladas, escucho tu llanto florecer tartamudear palabras de amor
¿por que el viento lleva a las hojas lejos? Tu natura se hace de necesidad y la mía de caridad.


Cuando el nocturno.

No conciliamos el sueño esta noche, consta este crepúsculo en que las flores duermen de el puñal atravesado en el pecho de ti del mío, las sombras pasan por mi ventana y tocan el cristal, en forma de ramas de árbol me reprochan tu verdad, les miento con los ojos serrados y me piensan dormida, ¡pero no! tu imagen no podrá. Rey del viento que hace secretos al tronco mi rey mi gran Cesar.

En la deriva
I
Surge un inmenso pliegue de agua salada sobre el barco. Voy proa abajo, a tu encuentro. Te tomo de la mano, te pido saltar conmigo, pero el miedo me hace saltar sola a la inmensidad.
II
Si es doloroso, 
Si nos hundimos en partes distintas del barco, pero ha llegado la ola que me llevara a tierra firme. Continuamos naufragando.
No has muerto es el agua salada que ha quemado tus ojos.
Ausencia

Y cuando debo recostarme abrazada con fría ausencia, que se convierte en vidrio roto,  pasa por encima del volcán de mi cuerpo todas las noches,
corta mis piernas, y por el día camino sin ellas puestas. Vidrio que se inyecta en mis ojos, y no te veo, cortan mis manos, y no te siento. Cada noche renace de las costillas, salta por debajo de la cama, ronda detrás del ropero, deja su perfume en mi bufanda de la mañana, canta algunas melodías de amor a mis oídos en el sueño. Espectro, nube de ceniza, que mañanas he pensado dejar escapar por la ventana, para que conozca otro  que atormentar, pero este caos nocturno es lo único que me hace posible no olvidar.


Soanny Orihuela Rivera

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